El Ayuntamiento de Eivissa ha instalado una placa en la fachada lateral del bar La Estrella, en el Puerto de Eivissa, que hace referencia a la estancia de María Teresa León y Rafael Alberti en Eivissa hace 85 años. Llegaron el 28 de junio para pasar unas largas vacaciones y el golpe de Estado y el estallido de la Guerra los cogió aquí.
Primero vivieron en la casa de es molí de na Secorrada, donde el Ayuntamiento de Eivissa puso un monolito ante el molino con un texto de las memorias de María Teresa León.
La placa, realizada por el ceramista Toniet, es porque allí pasaron muchos ratos compartiendo conversaciones con los amigos que hicieron la isla como Justo Tur, Escandell y otras personas de la ciudad.
La placa recoge unas líneas que hacen referencia al bar. El texto que lleva es el siguiente:
"A finales de junio de 1936 los escritores María Teresa León y Rafael Alberti llegaron a Eivissa para pasar un largo período de vacaciones. Tres semanas después los sorprendió en la isla el golpe de Estado militar que acabó con la II República, y el estallido de la Guerra Civil. Años después, María Teresa León rememoraba en sus memorias aquellas semanas intensas, las amistades hechas y las conversaciones en el bar la Estrella:
'... ¡Adiós, Pau! ¡Adiós, Escandell! ¡Adiós, Justo Tur! Adiós, adorable isla pequeña de Astarté! Nos vamos, pero mucho hemos de hablar de ti, hermosa entre las hermosas... Tenemos que sentarnos en el café de la Estrella -¿Verdad, Pau? ¿Verdad, Escandell?- mirarnos, recordar...".
Memoria de la melancolía / María Teresa León
El Ayuntamiento de Eivissa en el 85 aniversario de aquella estancia."
Otras partes de las memorias de María Teresa León hablando de aquel verano son como sigue:
'... Tiempos crueles para la isla que obligaron a los ibicencos a armarse para una guerra de represalia. El último valiente tiene una estatua -que es veu des del bar Estrella-. Es el capitán Riquer. Lo conocen todos los niños de la Isla. Venció al pirata gibraltarino que pirateaba con bandera inglesa -que raro¡- en 1806. ...
Nos vamos, pero mucho hemos de hablar de tí, hermosa entre las hermosas. Volveremos a mirar tus ovejas bañándose en la madrugada y las tumbas cartaginesas cubiertas de alcaparras floridas y las retamas y las redes que los pescadores sacan tan plateadas por sus ánforas griegas cubiertas de moluscos. Tenemos que volver a mirar a las muchachas ibicencas y a envidiarles sus collares; tenemos que besar a las viejecitas con sus husos en la cintura y a aquella madre con su hija que nos dejaba robar uvas para nuestra hambre... Tenemos que sentarnos en el café de la Estrella -Verdad Pau? ¿Verdad, Escandell?-, mirarnos, recordar y mezclar aquel cuplet que oíamos: Que tengo sangre gitana - en la palma de la mano- a la Internacional que confidencialmente cantábamos…'
Otro párrafo que también habla del bar La Estrella en el libro de memorias de María Teresa:
'...Le habíamos conocido (a Pau), con el estudiante Justo Tur, en el bar de la Estrella, donde funcionaba una radio casi clandestina, mientras el dueño, emigrado alemán, hacía marchar hacia la calle el altavoz lleno de cuplets: 'Que tengo sangre gitana, en la palmita de la mano...
...Tiempos crueles para la isla que obligaron a los ibicencos a armarse para una guerra de represalia. El último valiente tiene una estatua -que es veu des del bar Estrella-. Es el capitan Riquer. Lo conocen todos los niños de la Isla. Venció al pirata gibraltarino que pirateaba con bandera inglesa -que raro¡- en 1806. ...
Nos vamos, pero mucho hemos de hablar de tí, hermosa entre las hermosas. Volveremos a mirar tus ovejas bañándose en la madrugada y las tumbas cartaginesas cubiertas de alcaparras floridas y las retamas y las redes que los pescadores sacan tan plateadas por sus ánforas griegas cubiertas de moluscos.
Tenemos que volver a mirar a las muchachas ibicencas y a envidiarles sus collares; tenemos que besar a las viejecitas con sus husos en la cintura y a aquella madre con su hija que nos dejaba robar uvas para nuestra hambre... Tenemos que sentarnos en el café de la Estrella -Verdad Pau? ¿Verdad, Escandell?-, mirarnos, recordar y mezclar aquel cuplet que oíamos: Que tengo sangre gitana - en la palma de la mano- a la Internacional que confidencialmente cantábamos…'.